jueves, 11 de junio de 2009

La Depresión y la Discapacidad


La depresión es una respuesta emocional y conductual patológica a las vivencias del duelo. Como sabemos una situación de discapacidad es una pérdida que necesariamente origina un duelo que todos debemos elaborar para que ésta no maneje nuestra existencia y nos lleve al estancamiento.
En la depresión existe una falta de realidad. Se vive el pasado y se niega el presente. Existen metas ilusorias que no corresponden con la realidad y que al ser derrumbadas la persona se hunde más. Un ejemplo claro de ello es cuando la persona tras haber adquirido una discapacidad enmarca su pensamiento y con el su actitud en la creencia de que su situación es pasajera y por ello concentra toda su energía en su recuperación y en hacer de su rehabilitación algo que lo lleve a SER como ANTES. Pero cuando se da cuenta de su realidad corporal, es decir, que las neuronas afectadas no se regeneran y que por ello su movilidad y sensibilidad no van a ser como en el pasado aparece pues la depresión. Es por ello que la persona que vive una depresión, vive en su pasado y niega el presente, no lo acepta.
Pero la depresión no es algo que aparece de la nada en contra de la voluntad de cada individuo. De esta la persona es totalmente responsable pero no consciente de ello, ya que es preferible creer que es una enfermedad que les da a las personas por culpa de una situación que es ajena más no porque esa fue la manera en que eligió responder a su vivencia.
En la discapacidad aparece una situación importante y es la responsabilidad del individuo para asimilar su nueva condición que todos sabemos que es nacer de nuevo cuando la discapacidad es adquirida, o asimilar una condición de diferencia en la manera de realizar rutinas diarias con respecto a las personas que no tienen discapacidad refiriéndome a las personas que nacen con ella. En este sentido, la depresión aparece como una forma extrema de la persona de rehuir su responsabilidad, o sea, la responsabilidad propia de encarar lo que le sucede y aceptarlo. Así las cosas, el depresivo no actúa si no que vegeta, es como si estuviera más muerto que vivo, lo que llamamos muerto en vida. Pero a pesar de su negativa a encarar activamente la vida, a través de los sentimientos de culpabilidad sigue teniendo que afrontar la responsabilidad solo que de forma dañina para su sí mismo.
También la agresividad es otro aspecto que aparece en la depresión de la siguiente manera: la agresividad que no es conducida hacia el exterior, se vuelca hacia sí mismo y se vivencia en el interior del ser humano convertida en dolor corporal y/o emocional (esta acción es llamada retroflexión). Así, la agresividad reprimida en el aspecto psíquico conduce a la depresión que conlleva no solo sentimientos de culpabilidad si no también numerosos síntomas somáticos que la acompañan con sus dolores difusos. Esta agresividad dirigida contra uno mismo encuentra su expresión mas clara en el suicidio, donde cabe preguntar hacia quien se dirige en realidad ese propósito. Las úlceras por presión o escaras son otro ejemplo muy real de la agresividad dirigida hacia sí mismo, donde cabe la pregunta ¿a quién o a qué quería realmente desgarrarle la piel?Entonces, la persona deprimida retroflexiona su expresión o la vuelve hacia sí mismo, al no poder manifestar su insatisfacción, su miedo o su ira con la situación que vive.Es por ello que siempre va a ser mejor hacerle frente a la discapacidad aceptándola y asumiéndola ya que evitarla sugiere mayor energía y esfuerzo que al final termina acabando con la persona.

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