miércoles, 20 de julio de 2011

Le niegan cobertura médica por tener síndrome de Down



 A Tomás las cosas le cuestan más que a otros nenes de 5 años, pero no por tener síndrome de Down, sino porque invocando explícitamente esa razón se le cercenan derechos o, para que se los reconozcan, sus padres tienen que dar batalla
A Tomás las cosas le cuestan más que a otros nenes de 5 años, pero no por tener síndrome de Down, sino porque invocando explícitamente esa razón se le cercenan derechos o, para que se los reconozcan, sus padres tienen que dar batalla. Por ley —la 24.901— debería poder contar con cobertura de salud integral, pero ya dos empresas de medicina prepaga le negaron a su madre la posibilidad de afiliarlo después de que su papá se quedara, hace poco más de un mes, sin obra social. ¿El argumento? "No aceptamos personas con síndrome de Down". Por si fuera poco, hay que recordar que ese síndrome no es una enfermedad, sino una alteración genética.
La situación, que la mamá de Tomás, Alicia Kosinski, hizo pública "de puro desesperada", dista de ser un padecimiento exclusivo del nene y su familia.
"Desde Aisdro (Asociación para la Inclusión de Personas con Síndrome de Down de Rosario) hace 14 años que venimos denunciando casos como este", explicó ayer Marisa Bollatti, miembro fundadora de la organización.
Bollatti aseguró que, aunque la ley ampare a las personas con síndrome de Down, en los hechos las empresas de salud suelen transgredirla y "obligan a los padres a un desgaste físico y emocional terrible" para lograr que sus hijos sean atendidos.
La pérdida. El relato de la mamá de Tomi, como ella misma lo llama, da cuenta de que hace poco más de un mes su esposo terminó de cobrar el seguro por desempleo y perdió la obra social a la que estaba afiliado, la del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Industria de Aguas Gaseosas y Afines (Sutiaga).
Su primer intento para garantizar que el nene (el más chiquito, porque la familia tiene otros dos hijos) no se quedara sin cobertura fue asociarlo como adherente a esa obra social.
Sin embargo, aseguró, "con el pretexto de que no estaban tomando nuevos asociados" lo rechazaron. Prueba de esa mentira fue que a una vecina suya, que llamó de forma cómplice planteando la misma inquietud, le respondieron que sí la aceptarían como afiliada.
Entonces Alicia apeló a AMR Salud, "la prepaga del Hospital Español, que es donde nació Tomi, donde lo atendieron siempre, y de la mejor manera".
La mujer recordó que "aunque el nene nació sano, sin cardiopatías, de rutina se le hace un seguimiento cardiológico, hematológico y endocrinológico", lo que explica que "a Tomás lo conozcan hasta en el bar" del hospital. Por eso Alicia confió en que la prepaga lo afiliaría sin inconvenientes.
Craso error. "No una, sino tres veces, y a la tercera hasta la tengo grabada, me contestaron sencillamente que no lo tomarían porque tenía síndrome de Down", dijo.
Pero la dureza de esa respuesta, y su ilegalidad, no sorprendieron en Aisdro ni en la Defensoría del Pueblo. "Todas las prepagas se tratan de sacar ese sayo de encima sin más trámite", admitió ayer la responsable del área de discapacidad de ese organismo provincial, Iris Pérez.
La funcionaria (actualmente en uso de licencia) se comunicó ayer con Kosinski para orientarla sobre cómo realizar una "presentación formal" y se mostró confiada en que aparezca una respuesta favorable que permita afiliar al nene a la brevedad "porque ese es incuestionablemente su derecho", afirmó.
Es más, en el teléfono de atención gratuita de la Superintendencia de Servicios de Salud la respuesta también sonó inequívoca: "Se trata de un derecho que las prepagas deben respetar sí o sí".
Además, la propia mamá de Tomás parece dispuesta a que eso ocurra. "Soy gorda y me he aguantado discriminación por esa causa durante toda mi vida —dijo. Pero con mi hijo no, con mi hijo mejor no se metan...".
Estadísticas
La estadística muestra que 1 de cada 670 nacimientos en Argentina presenta síndrome de Down. La prevalencia en nacidos de mujeres de menos de 25 años es de 1 en 1.400, a los 30 de 1 en mil, a los 35 de 1 en 385, a los 40 de 1 en 106 y a partir de los 45 sube a 1 en 20.

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