sábado, 27 de mayo de 2017

Terapia de integración sensorial: Lo que necesita saber

Nota de Amanda Morin
( haciendo doble click en los textos azules se dirige a otra pagina donde se explica detalladamente cada tema)
La terapia de integración sensorial está diseñada para ayudar a los chicos que tienen dificultades de procesamiento sensorial (algunas personas las denominan “trastorno de integración sensorial”), exponiéndolos a la estimulación sensorial de manera estructurada y repetitiva. La teoría que la sustenta es que con el tiempo el cerebro se adaptará y permitirá que los chicos procesen y reaccionen a las sensaciones más eficientemente.
La terapia de integración sensorial (conocida en inglés como SI therapy) debería ser proporcionada por un terapeuta ocupacional (OT, por sus siglas en inglés) especialmente capacitado. El terapeuta ocupacional determina a través de una evaluación exhaustiva si su hija se beneficiará con esta terapia. En la terapia de integración sensorial tradicional el terapeuta expone a su hija a estimulación sensorial a través de actividades repetitivas.
Las actividades usadas por el terapeuta ocupacional se van haciendo gradualmente más difíciles y complicadas. La idea es que a través de la repetición, el sistema nervioso de su hija responderá de manera más “organizada” a las sensaciones y al movimiento.

Terapia de integración sensorial y dietas sensoriales

Actualmente muchos terapeutas ocupacionales utilizan este tipo de exposición como parte de un tratamiento más amplio de “dieta sensorial”. La dieta sensorial no solo incluye cosas como el tratamiento del equilibrio, la terapia de movimiento y la exposición estructurada a estímulos sensoriales, sino que también diseña cuidadosamente actividades físicas y adaptaciones de acuerdo a las necesidades del niño.
La rutina de actividades de una dieta sensorial se ajusta a las necesidades y al horario de su hija. Pueden llevarse a cabo en sesiones de terapia y en la casa bajo su supervisión. Si le interesa la terapia de integración sensorial, infórmese más acerca de cómo funcionan las dietas sensoriales y cómo sería un ejemplo de dieta sensorial. También puede escuchar a un experto hablar sobre las dietas sensoriales.
Es importante saber que no todos los expertos opinan que la terapia de integración sensorial tradicional ayuda a los chicos que tienen dificultades de procesamiento sensorial. Y muchos expertos, incluyendo American Academy of Pediatricians, advierten que los estudios de investigación acerca de la efectividad de la terapia de integración sensorial son limitados y no son concluyentes.
Además, infórmese sobre las estrategias que puede probar en la casa, incluyendo maneras de ayudar a su hija a manejar:
Si recientemente descubrió que su hijo tiene dificultades de procesamiento sensorial, averigüe qué hacer a continuación. Obtenga recomendaciones sobre cómo manejar las crisis sensoriales. Y lea lo que dice una mamá acerca de cómo las dificultades de procesamiento sensorial de su hijo la ayudaron a entenderse mejor

Soluciones para niños que harán de su vida más sencilla

Columpio adaptado
Correpasillos que simulando un cochecito
Bicicleta y silla de ruedas 
Los triciclos de Rifton
Ayuda para el desplazamiento autónomo Birillo
La silla de baño Otter 

Fuente: https://www.discubre.es/es/blog/2017/05/23/soluciones-ninos-haran-su-vida-mas-sencilla/

Funciones ejecutivas en el síndrome de Down: estrategias para la intervención



1. Cómo ayudar al desarrollo de la función ejecutiva

Padres y profesores tienen dos papeles importantes a la hora de ayudar a los niños y adolescentes, en general, para conseguir el desarrollo de sus habilidades ejecutivas. Lo mismo es aplicable a los jóvenes y adultos con síndrome de Down, en el grado en que puedan seguir arrastrando esta debilidad a lo largo de su vida. El primero es ayudarles a conseguir éxito en su vida diaria. El segundo es enseñarles las habilidades y estrategias que les permitan ser independientes a lo largo de su vida. Si sólo damos apoyos temporales, podemos reforzar la dependencia y la incapacidad aprendida o fomentada. Pero si no ofrecemos apoyos adecuados a corto plazo, los dejamos expuestos a fracasos académicos, sociales y personales con consecuencias a largo plazo. Lo que está claro es que todo programa de intervención debe ir enfocado a mejorar las habilidades cognitivas, conductuales y funcionales (con planteamiento centrado en la familia y el entorno).
La mayoría de los programas de intervención comportan un trabajo simultáneo e implícito de diversos procesos cognitivos: atención, percepción, memoria, razonamiento abstracto, lenguaje, ejecución y se añaden obstáculos cuando se debe generalizar estos efectos a la vida cotidiana de cada persona. Por ello se ha planteado el tema de la generalización de los aprendizajes a la vida cotidiana y diaria del sujeto dado que se debe transferir las estrategias aprendidas a su día a día (Baddeley y Wilkins, 1984; Hansen et al., 1985).  Respecto a los fundamentos teóricos en que se basan los diversos modelos de rehabilitación cognitiva, los más relevantes se clasifican  en tres grandes grupos dependiendo de los parámetros teóricos que parten: a) modelos atencionales; b) modelos de resolución de problemas, y c) modelos de trabajo de las actividades de la vida diaria.
Muñoz y Tirapu (2001) proponen varias fases iniciales de un programa de entrenamiento de las funciones ejecutivas. Destacan los siguientes componentes: a) graduar la complejidad de las tareas, b) dividir las tareas en sus distintos componentes, c) impartir instrucciones simples y claras que ayuden a estructurar y ejecutar la tarea, d) utilizar recursos que sean más accesibles, e) plantear actividades que puedan llevarse a cabo en el entorno natural  (generalización de los aprendizajes e intervención ecológica), f) fomentar la utilización de estrategias internas para situaciones específicas (por ejemplo, autoinstrucciones como “pensar antes de actuar”).  Pero para que realmente funcione el programa de intervención, el sujeto debe estar motivado y mantener la atención,  ha de analizar los datos y componentes del problema, ha de establecer una estrategia o plan de acción, ha de ejecutar el plan de acción de forma controlada y necesita evaluar el resultado final.
Algunos autores como Brenner et al. (1992) y Corrigan y Toomey (1995) parten de la hipótesis de que una alteración en los niveles cognitivos elementales (percepción, atención, memoria, procesamiento de la información) puede estar condicionando los niveles cognitivos superiores, afectando el comportamiento del sujeto en su capacidad de resolver los problemas y en las relaciones interpersonales. El entrenamiento en la metacognición reduce la impulsividad, disminuye el déficit en la planificación y mejora la capacidad de flexibilidad conductual.
El objetivo de una intervención adecuada de las funciones ejecutivas es el diseño de un programa cuya finalidad es la adquisición de unos aprendizajes que se puedan generalizar a la vida cotidiana de cada persona.  Es decir, enseñar estrategias cognitivas compensatorias para que se puedan aplicar a las necesidades de la vida diaria.
El diseño del programa se caracteriza por una orientación neuropsicológica y psicopedagógica fundamentada en la autorregulación de la conducta. Para que un programa de entrenamiento sea efectivo, siguiendo la perspectiva neuropsicológica, debe trabajar las tres habilidades fundamentales de entrenamiento cognitivo:
a) Habilidades cognitivas: razonamiento conceptual y abstracto. Se pretende estimular las funciones implicadas en las asociaciones conceptuales, categoriales y de razonamiento abstracto, con la finalidad de reforzar el razonamiento reflexivo previo a la acción.
b) Habilidades ejecutivas: planificación y secuenciación. Se pretende estimular las funciones ejecutivas propiamente dichas, trabajando los componentes de la planificación, secuenciación y organización general para alcanzar la conducta final adecuada.
c) Habilidades adaptativas: resolución de problemas. Consiste en aplicar estos conocimientos previamente adquiridos en la aplicación de la resolución de problemas reales planteados por los mismos participantes.
La mayoría de los programas de intervención comportan un trabajo simultáneo e implícito de diversos procesos cognitivos: atención, percepción, memoria, razonamiento abstracto, lenguaje, ejecución y, además, enseñar estrategias cognitivas compensatorias que puedan aplicarse a las necesidades de la vida diaria. En concreto, el objetivo de una intervención adecuada de las funciones ejecutivas es, en primer lugar, el diseño de un programa cuya finalidad sea optimizar la “transferencia” de los aprendizajes para que éstos se puedan generalizar y aplicar a cualquier situación o contexto que afecte a la vida cotidiana de cada persona.
Las personas con síndrome de Down no siempre saben generalizar a otros ámbitos de su vida lo que aprenden en un contexto determinado. Para conseguir la consolidación, la generalización y la transferencia de las adquisiciones es preciso aplicar de forma habitual las habilidades alcanzadas, en diferentes lugares y momentos, y siempre que sea posible, en relación a su vida cotidiana (Ruiz, 2012). De hecho, es en el entorno natural del día a día donde se ponen en evidencia ciertas características limitadoras tales como la gran dependencia y la búsqueda de ayuda y aprobación constante, la falta de iniciativa y de decisión, el miedo a equivocarse, el bloqueo ante situaciones nuevas, la espera a que alguien les solucione los problemas. Todas estas características no son inherentes a la discapacidad intelectual en las personas con síndrome de Down, sino a la suma de muchos factores que configuran su recorrido personal, afectivo y educativo (Fundación Proyecto Aura, 2011).
Por ello, es prioridad plantear una intervención en la que se trabaje conjuntamente las habilidades cognitivas, motivacionales y actitudinales. Para conseguirlo es importante convertir a la persona en un agente activo de su propio desarrollo y aprendizaje para que tome conciencia de que es parte activa de sus cambios y de sus procesos de pensamiento.
Una metodología adecuada a la hora de enseñar procesos de pensamiento permite dar las herramientas necesarias para ayudar a aumentar la capacidad de valerse por sí mismos y de forma independiente en la resolución de situaciones cotidianas, ofreciendo recursos para su desarrollo personal cotidiano actual y futuro. Asimismo, facilita la enseñanza de estrategias cognitivas y metacognitivas tales como enseñar a pensar, enseñar cómo aprender a aprender, cómo hacer preguntas adecuadas, cómo se deben dar las razones y respuestas a lo que se plantea, enseñar a resolver problemas, etc. Todas estas estrategias constituyen el eje principal del trabajo que prepara y canaliza la figura del “mediador” que es quien se convierte en el facilitador del aprendizaje, orientado a lograr el desarrollo del máximo grado de autonomía e independencia.  Toda esta metodología, tiene como principal objetivo fomentar el pensamiento reflexivo y la capacidad de conocer y regular el propio aprendizaje. La regulación de la cognición, las habilidades metacognitivas y de autorregulación son de fundamental importancia para el desarrollo general y para el aprendizaje (Fundación Proyecto Aura, 2011; Whitebread y Basilio, 2012).
A menudo, las personas con síndrome de Down tienen dificultades en el control de los impulsos, la toma de decisiones, la inhibición de las conductas inapropiadas, entre otros aspectos, por lo que el desarrollo de la autorregulación y del trabajo autónomo deberá ser un objetivo fundamental en todo programa educativo.
El desarrollo y apropiación de los procesos ejecutivos de inhibición, autocontrol, memoria operativa y autorregulación por medio de la mediación verbal permiten la adquisición de nuevas habilidades ejecutivas, como la planificación, logro que a su vez permite la apropiación de nuevos comportamientos (Bausela, 2010). Las personas con síndrome de Down necesitan descomponer el  proceso de enseñanza en mayor número de pasos intermedios, con una secuenciación más detallada de objetivos, contenidos y actividades (Ruíz, 2012) para una efectiva planificación de la tarea y logro de los objetivos. Mediante el desarrollo de hábitos y rutinas que terminan por hacerse automáticas a través de la repetición es como se consigue consolidar los aprendizajes. Sin embargo, una vez consolidados, es conveniente ofrecer otras alternativas, cambios, y situaciones novedosas para trabajar la flexibilidad e implicarlos activamente en crear nuevas y diversas estrategias.
Es importante destacar la importancia de utilizar una metodología en la que la mediación sea el vehículo que favorezca el desarrollo de los procesos y subprocesos implicados en la función ejecutiva y diseñar y/o adaptar programas para trabajarlos. No existen demasiados programas que desarrollen estas iniciativas, aunque uno de los más conocidos y a partir del cual han surgido otros similares es el Programa de Enriquecimiento Instrumental de Feuerstein (1993). Otro programa que ha evidenciado su eficacia es el Programa PENTA que comentaremos más adelante (Pérez y Cabezas, 2007).
En este tipo de  programas se trabaja la metacognición que se refiere a la capacidad de hacer conscientes los conocimientos y habilidades de pensamiento (Mayor et al., 1993). Mediante los procesos de metacognición se favorece la toma de conciencia personal de los mecanismos y estrategias que se utilizan para resolver cualquier situación cotidiana (Flórez y Ruiz, 2009) y de esta manera se potencia el aumento de iniciativa y responsabilidad, la mejora de la autoestima y el autoconcepto, así como el incremento de la capacidad para tomar decisiones y respetar las opiniones de los demás. Además, el entrenamiento en la metacognición reduce la impulsividad, disminuye el déficit en la planificación y mejora la capacidad de flexibilidad conductual. Todo ello posibilita mejorar las relaciones interpersonales y los sentimientos de competencia y de pertenencia al grupo lo que conlleva grandes beneficios, sobre todo, en el proceso de integración/inclusión para abrirse camino en los diferentes contextos de vida: personal, social, laboral y de vida independiente (Canals, 2003)
Siguiendo a Flórez y Cabezas (2010), se han de plantear los programas para mejorar la función ejecutiva con una visión que tenga en cuenta, tanto la situación inicial en la que se encuentra cada persona como su proyección a largo plazo. Es preciso tener en cuenta que, aceptando las peculiaridades de la función ejecutiva en las personas con síndrome de Down, con sus debilidades y fortalezas intrínsecas, es grande la similitud en que finalmente se encuentran con relación a personas con otras discapacidades. Por tanto, los programas para unas y otras pueden ser prácticamente idénticos, con pequeñas modificaciones que atiendan a sus rasgos específicos.

1.1. Objetivos a corto plazo
Del mismo modo que proporcionamos prótesis a alguien que no puede andar, los niños con debilidad ejecutiva necesitan que los adultos adapten su ambiente y sus tareas cuando no tienen todavía competencia ejecutiva suficiente como para alcanzar el éxito por sí mismos. Ofrecer apoyo externo, poner límites, supervisar, etc., es como ponerles una prótesis. Lógicamente, estos apoyos cambiarán con el tiempo e incluso, como es de desear, pueden terminar por ser innecesarios.
Todas estas estrategias a corto plazo están diseñadas para aliviar la carga que actúa sobre el sistema ejecutivo. Y lo hacemos modificando la naturaleza de la tarea, graduando la complejidad de la misma, prestando un apoyo complementario, o complementando el sistema ejecutivo del niño, joven o adulto con discapacidad intelectual. Eso le permite tener más éxito en su vida diaria. Y aunque a estas estrategias las llamamos a corto plazo, es importante comprender que muchas de estas personas las van a necesitar durante años, no sólo semanas o meses, con el objetivo de que finalmente consigan aprender el modo de manejar de forma independiente sus tareas y sus exigencias.
Establecer este tipo de ambiente protésico ofrece a la persona con discapacidad intelectual oportunidades para seguir formando parte de experiencias que han de beneficiarle en su desarrollo futuro. Por ejemplo, seguir perteneciendo a grupos de compañeros que realizan actividades extraordinariamente beneficiosas, aun cuando carezcan de capacidad para organizar iniciativas. Los padres y los líderes de esos grupos pueden ayudar de manera decisiva. Ayudar a una persona a tener más éxito en su vida diaria reduce el riesgo de problemas secundarios como pueden ser la depresión, la ansiedad o la baja autoestima. Éstas son realidades que vamos observando con mayor frecuencia, debido a esa constante desmoralización de ver que no llegan a conseguir las expectativas que sobre ellos se tenían, un día tras otro. Del mismo modo, si el fallo ejecutivo está en la impulsividad, o en la incapacidad de controlar y valorar situaciones, habrá un mayor riesgo en la toma de decisiones, lo que exige por parte de padres y educadores establecer límites más estrictos y ofrecer una mayor supervisión. Y esto no es proteger a los niños y adultos de la realidad de la vida. Si una persona carece de habilidades para manejarse de manera independiente, lo que hacemos es completar sus carencias con el ánimo de promover el desarrollo de sus habilidades antes de que caiga en el fracaso de verse incompetente e ineficaz. Hay personalidades en las que el fracaso continuo por no llegar a lo esperado de forma razonable, termina por marcarlos de forma irreversible y destruir su autoestima, inhibiéndolos para tratar de conseguir un trabajo y establecer relaciones firmes y enriquecedoras.
Si una persona ve que tiene éxito cuando se utilizan los debidos apoyos, aprende que es posible alcanzarlo. Y de este modo empieza a comprender el tipo de apoyo que necesita y dónde encontrarlo de modo que, con el tiempo, aprender a utilizarlos ella misma de forma apropiada. Lógicamente, esta supervisión habrá de estar equilibrada con la necesidad de dejar que se desarrolle la independencia emocional y práctica que los adolescentes, jóvenes y adultos necesitan, y esto no siempre resulta fácil.

2 Objetivos a largo plazo
Pero si sólo nos fijamos en los objetivos a corto plazo, estamos haciendo solamente la mitad de nuestro trabajo. Es importante también ofrecer una enseñanza explícita y una práctica que sean vitales para acrecentar la competencia ejecutiva: hay que construir habilidades, promover competencias.
Las intervenciones a largo plazo se centran en el reforzamiento del sistema ejecutivo y en la elaboración de un repertorio de habilidades de auto-funcionamiento que compensen la debilidad ejecutiva. Estas intervenciones consiguen que los niños y jóvenes sean competentes conforme penetran por sí mismos en el mundo real.
Uno de los métodos más eficaces para construir las habilidades ejecutivas es mediante el desarrollo de hábitos y rutinas que terminan por hacerse automáticas. Construir hábitos requiere repetición, repetición y más repetición. Una buena noticia: una vez que dejamos de pensar en cómo hacer algo, prescindimos del sistema ejecutivo. La tarea depende ya de otro sistema cerebral en donde se ha consolidado la manera de realizarla. La mala noticia es que, para que una persona con debilidad en su función ejecutiva internalice esta conducta, exige la repetición casi ad nauseam. Y esto no es problema de conocimiento: la persona sabe qué tiene que hacer pero vuelve a su viejo hábito de conducta. Es como el perder peso: el obeso sabe qué ha de hacer pero se resiste a perder su hábito de comida. Pero una vez que se consigue que los hábitos se automaticen, ya no se necesita un esfuerzo consciente. Hasta llegar a ese punto, es posible que se aprecie una conducta inconstante, por eso es tan importante mantener al mismo tiempo ese ambiente “protésico” que antes mencionábamos, mientras las habilidades se van desarrollando.
No olvidemos que muchas de nuestras actividades en la vida diaria terminan siendo puros automatismos, sin tener que recurrir a esforzados ejercicios de memoria y planificación. Eso es lo que tenemos que conseguir en la elaboración de conductas útiles para las personas con debilidad ejecutiva. Conforme la persona crece, cobrará mayor importancia que aprenda a manejar las exigencias de la vida diaria y saber cómo manejar su debilidad en la función ejecutiva. Les implicaremos activamente en experimentar diversas estrategias para ver qué es lo que mejor funciona y se adapta a su estilo particular.
En este sentido, no existen muchos programas y materiales educativos diseñados de manera específica para personas con discapacidad intelectual que entrenen sistemáticamente los procesos y subprocesos implicados en la función ejecutiva. En la mayoría de los casos, los padres y profesionales deben adaptar materiales publicados para un colectivo más genérico. No obstante, se puede citar el Programa PENTAaprendo a resolver problemas por mí mismo (Pérez y Cabezas, 2006), así como otros materiales más innovadores desde el punto de vista tecnológico como el Programa CITI, o la aventura gráfica Lucas y el caso del cuadro robado (Sánchez Pozuelo, 2011).
En el caso concreto del Programa PENTA, diversos estudios experimentales han evidenciado su eficacia a la hora de entrenar a personas jóvenes y adultas con discapacidad intelectual a generar mayor número de alternativas de solución ante situaciones problema hipotéticas de la vida cotidiana, así como incrementar la calidad y complejidad de dichas soluciones (Pérez y Cabezas, 2007). Es decir, si se entrenan sistemáticamente las habilidades implicadas en el complejo proceso de solución de problemas, los sujetos incorporan estas habilidades en su repertorio y terminan por automatizarlas.
Por su parte, Khemka (2000) analizó la eficacia de dos propuestas de entrenamiento en toma de decisiones en 36 mujeres con discapacidad intelectual moderada, en situaciones interpersonales que implicaban abuso sexual, verbal y/o físico. Se crearon tres grupos: control, experimental I, (que recibe entrenamiento cognitivo y motivacional) y experimental II, (sólo entrenamiento cognitivo). Los resultados demuestran que los dos tratamientos experimentales fueron efectivos pero el combinado obtuvo mejores resultados a la hora de generar decisiones de mayor calidad.
En otro estudio similar, Khemka (2001) analizó la conducta de 45 mujeres con discapacidad intelectual moderada de 21 a 40 años y aplicó un programa de entrenamiento para saber responder ante situaciones de abuso bajo dos condiciones experimentales. Las sesiones duraban 45 minutos, destinando los 10 últimos minutos de la misma a la activación de la motivación (grupo experimental I) o a la discusión (grupo experimental II). Las mujeres que participaron en el tratamiento que combinaba aspectos cognitivos y motivacionales (grupo experimental I) obtuvieron de nuevo mejores resultados, aunque ambos grupos mejoraron.
Khemka y Hickson (2001) investigaron en una muestra de 100 adultos con discapacidad intelectual (50 hombres y 50 mujeres) la habilidad para tomar decisiones enfocadas a la prevención en respuesta a situaciones sociales interpersonales simuladas de abuso. Se analizó, por un lado, si el desempeño en la toma de decisiones de las personas con discapacidad intelectual difería en situaciones interpersonales que implicaban diferentes tipos de abuso (físico, sexual y psicológico). Por otro lado, analizaron si los hombres y las mujeres diferían en su capacidad para tomar decisiones enfocadas a la prevención en respuesta a estas situaciones sociales que implicaban abuso. En concreto, se evaluó la capacidad para identificar y definir el problema así como la calidad de decisiones propuestas: toma de decisiones enfocadas directamente a la prevención (acciones autoiniciadas, independientes, conscientes), decisiones dependientes enfocadas a la prevención (búsqueda de apoyo o ayuda de otras personas), toma de decisiones no enfocadas a la prevención (posponer la toma de decisiones, pasar la responsabilidad a otras personas, ofrecer la menor resistencia o reaccionar impulsivamente sin alcanzar la solución del problema). Asimismo, se evaluó la capacidad de prever las consecuencias de la decisión tomada. Se consideraba que el razonamiento era adecuado si identificaban las consecuencias potenciales de la decisión, se hacía referencia a la necesidad emocional de tomar una decisión e identificaban objetivos de autoprotección o motivacionales relacionados con resolver el problema. En cambio, se consideraba que el razonamiento era inadecuado si éste era muy general, si eran incapaces de ofrecer un razonamiento de apoyo a su decisión, si había ausencia de respuesta, o la respuesta era totalmente irrelevante. Los resultados más relevantes de este estudio son los siguientes:
  • Los participantes demostraron ser capaces de reconocer con éxito y definir una situación que implicara abuso. Probablemente, la presentación de las historias en formato de vídeo pudo facilitar la tarea.
  • Los individuos fueron capaces de tomar decisiones encaminadas a resistir o detener el abuso en el 45 por ciento de las veces. La toma de decisiones enfocada a la prevención fue más alta en situaciones de abuso físico (59 por ciento) que en situaciones de abuso sexual (51 por ciento) o abuso psicológico/verbal (26 por ciento).
  • Los sujetos estaban menos preparados para sugerir una respuesta directa enfocada a la prevención al enfrentarse a situaciones de abuso psicológico/verbal, que en los otros casos. Este resultado puede deberse a que les resultó más fácil comprender y anticipar consecuencias de riesgo asociadas al abuso físico y sexual ya que, a su vez, éstas están más asociadas a signos de daño, incomodidad o peligro. Sin embargo, el abuso psicológico/verbal puede ser menos evidente ya que las claves físicas o visuales son escasas en estas situaciones, implicando por ello mayores demandas de comprensión de la situación social.
  • Asimismo, recomendaron buscar apoyo o ayuda a la autoridad el 20 por ciento  de las veces y fallaron en sugerir decisiones orientadas a la prevención el 35 por ciento de ellas.
  • Sin embargo, los autores consideran que las conclusiones sobre la toma de decisiones observadas en situaciones simuladas deben ser tomadas con precaución ya que no provee una comprensión completa de qué decisiones serían tomadas en situaciones reales y de qué manera.
  • Contrariamente a otros estudios, en esta ocasión no se encontraron diferencias relacionadas con el género, aunque las mujeres tendieron más a conductas relacionadas con informar a otros de la situación y buscar ayuda de terceros. En este sentido, algunos investigadores han encontrado que las mujeres con discapacidad intelectual experimentan sentimientos de menor autoeficacia y menor locus de control interno comparadas con hombres con discapacidad intelectual (Hickson y Khemka, 1999).

Finalmente cabe reseñar los resultados obtenidos en los recientes estudios llevados a cabo con los materiales educativos Programa CITI  y la aventura gráfica Lucas y el caso del cuadro robado elaborados por la Fundación Síndrome de Down de Madrid y Fundación Orange. En ambos casos, se han evidenciado cambios significativos en habilidades como atención selectiva, razonamiento lógico, memoria asociativa, entre otras, en los participantes de los estudios preliminares realizados con dichos materiales.
Así, pues, conjuntar estrategias a corto y largo plazo en un ensamblaje ajustado y complementario ha de ser un objetivo permanente al tratar las debilidades de la función ejecutiva. Es en esa línea en la que se mueven experiencias dirigidas a promover la vida independiente, tales como las que exponen Vived et al. (2012a,b; 2013), o los programas de relaciones interpersonales ofrecidos por Cabezas (2007).

BIBLIOGRAFIA

Baddeley A, Wilkins AJ. Taking memory out of the laboratory. En Harris JE, Morris PE (Eds). Everyday memory actions and absent-mindedness. Londres: Academic,1984.
Bausela E. Función ejecutiva y desarrollo en la etapa preescolar. Bol Pediatría 2010; 50: 272-276.
Brenner HD, Hodel B, Roder V, Corrigan P. Treatment of cognitive dysfunctions and behavioral deficits in schizophrenia. Schizophrenia Bull 1992; 18: 21-26.
Cabezas D. Programas de intervención en las relaciones interpersonales. Canal Down21 2007. En: Programas de intervención
Canals G. Proyecto Aura – Hábitat. Rev Síndrome Down 2003; 20: 105-110.
Corrigan PW, Toomey R. Interpersonal problem solving and information processing in schizophrenia. Schizophrenia Bull 1995; 21: 395-403.
Feuerstein R. La teoría de la modificabilidad estructural cognitiva: un modelo de evaluación y entrenamiento de los procesos de la inteligencia. En: Beltrán JA, Bermejo V, Prieto MD, Vence D. Intervención psicopedagógica. Madrid: Pirámide, 1993.
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Mayor J, Suengas A, González J. Estrategias metacognitivas. Aprender a aprender y aprender a pensar. Madrid: Síntesis, 1993.
Muñoz JM, Tirapu J. Rehabilitación neuropsicológica. Madrid: Editorial Síntesis S.A, 2001.
Pérez Sánchez L, Cabezas, D. Programa PENTA. Aprendo a resolver problemas por mí mismo. Madrid: ICCE. 2006
Pérez L, Cabezas D. Influencia del nivel de las habilidades previas en el entrenamiento de solución de problemas en personas con discapacidad intelectual. Rev Psicol Gen Apl 2007; 60: 167-180.
Pérez L, Cabezas D. Programa de entrenamiento en solución de problemas prácticos aplicado a personas con discapacidad intelectual. Psicothema 2007;  19: 578-584.
Ruiz E. Programación educativa para escolares con síndrome de Down. Canal Down 21, 2012.
Sánchez Pozuelo E. Ocio electrónico y discapacidad intelectual: los videojuegos. Síndrome de Down: Vida adulta 2011; 3: 20-29.
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Vived E, Carda J, Royo M, Betbesé E. (2012b). Autodeterminación, participación social y participación laboral. Zaragoza: Mira Editores.
Vived E, Betbesé E, Díaz M. Formación para la inclusión social y la vida independiente (II): Desarrollo y resultados. Síndrome de Down: Vida adulta 2013.
Whitebread D, Basilio M. Emergencia y desarrollo temprano de la autorregulación en niños preescolares.  Rev curríc formac profesorado 2012; 16: 15-34.

Fuente: https://www.downciclopedia.org/neurobiologia/funciones-ejecutivas-en-el-sindrome-de-down-estrategias-para-la-intervencion

Tras ser despedida, una española triunfa con una ‘startup’ de cuentos personalizados


La publicista Cristina Rodríguez funda 'Mumablue', una idea original con la que ha vendido ya 35.000 ejemplares

Cristina Rodríguez es publicista y ejercía como tal. Incluso estaba valorada en su empresa, donde la iban a ascender. Todo fluía hasta que dijo que iba a ser madre. Entonces no solo se quedó sin ascenso, sino que también fue despedida. Aquella circunstancia desagradable, sin embargo, se ha convertido en “una gran suerte” en su vida y en su carrera profesional. Como gran consumidora de cuentos infantiles, se lanzó a fundar junto a Manuel Córdoba, Mumablue, una plataforma en línea que permite personalizar cuatro cuentos infantiles con el nombre de un niño y la configuración de un avatar de gran similitud con el menor. Desde 2015, la plataforma ha vendido ya unos 35.000 ejemplares.
“Para mí fue como quitarme la venda de los ojos. Me di cuenta de que la valoración no era real, sino únicamente coyuntural, ya que valorar a una trabajadora en función de su baja maternal no solo es injusto, también es cortoplacista y perjudicial para la propia empresa”, afirma. Para la emprendedora canaria ser madre te da “una razón contundente para no mirar atrás y luchar sin medida. Y a pesar del cansancio, también despierta la creatividad", añade.  “Los padres estamos cada vez más informados y sabemos los enormes beneficios que tiene leerles cuentos a nuestros hijos y que estos sean de calidad”, afirma Rodríguez. Para esta emprendedora canaria la lectura es una forma “de hacer familia, de pasar un momento mágico” con los hijos. También una herramienta con la que hacer frente a la atracción de la tecnología, de las tabletas y los smartphones:
“Cuando damos un dispositivo electrónico a nuestro hijo de alguna forma lo alejamos de nuestro lado, sin embargo, la lectura nos acerca a él. Y no tiene contraindicaciones”. Además,"los cuatro cuentos personalizables difunden valores de confianza, amistad, creatividad, empatía o tolerancia y se atreven con temas delicados como es el del acoso escolar".
Para Rodríguez, las historias son precisamente una de las razones fundamentales por las que mejor les ha funcionado el boca a oreja, las recomendaciones entre particulares que les han llevado a alcanzar las cifras que hoy manejan. Opiniones positivas que pueden verse en su página web, plagada de comentarios de felicitación y agradecimiento escritos por clientes satisfechos: “Soy una gran consumidora de cuentos infantiles y sé que las historias son lo principal. Sin una gran historia no se trabaja el desarrollo tremendamente complejo que tiene cada libro Mumablue”, reflexiona. El precio oscila sobre los 30 euros.
Con esas historias infantiles que dan forma a Mumablue, Rodríguez sueña con conquistar el mundo, al menos el editorial, y con colarse en la casa de familias de todo el planeta “para incentivar la lectura en los más pequeños, para que los padres consigan apartar a sus hijos de las tabletas y los móviles y creen momentos de familia, una forma fantástica para que los niños se enamoren de la lectura y se enganchen a ella de por vida”. Para alegría de un mercado editorial necesitado de nuevos lectores. Y lo está consiguiendo.
La startup ha dado el salto internacional y ya personaliza libros en diferentes idiomas y los envía a muchos países del mundo. “Ha sido complejo entender cada mercado por separado y tratar a cada uno de forma distinta, pero estamos muy satisfechos de haber iniciado la expansión internacional porque la acogida ha sido muy buena y el feedback de los clientes de otros países está siendo muy positivo”, afirma. Prueba de ello es que hoy el 60% de las ventas se producen fuera de España, especialmente en Estados Unidos y Francia. ¿Alguna explicación a este dato? “En España todavía cuesta que la gente vea un libro como un estupendo regalo de cumpleaños. En ocasiones parece que si regalamos un libro a un niño, estamos regalando poco. Queda mucho por hacer”, responde.
La aventura de Mumablue comenzó en septiembre de 2015. Para finales de 2016 ya habían vendido 20.000 ejemplares. Apenas cinco meses después ya van por 35.000. No es de extrañar que cuando le preguntamos por sus sueños para Mumablue conteste que “conquistar el mundo”. Para la cofundadora el elemento fundamental de este éxito es que el niño se ve representado en todas y cada una de las páginas del cuento, “no solo con su nombre, sino a través de un avatar de gran similitud. Ya no es otro personaje el héroe y protagonista que resuelve los conflictos sino que es el propio niño”.
Hoy afirma que tiene “más flexibilidad” para conciliar y no perderse eventos importantes de sus hijas, en gran medida porque es de las que piensa que “no se es más eficiente cuantas más horas pasas en la oficina”. En ese sentido, explica que en Mumablue dan “mucha prioridad” a la creatividad, una creatividad que precisa de “tiempo para oxigenarse. En muchas startups te venden la idea de que hay que trabajar día y noche sin descanso y "yo discrepo”.

viernes, 26 de mayo de 2017

Lin Ching Lan: una mujer sorda nacida para bailar





La historia de Lin Ching Lan ha saltado rápidamente a los medios cuando fue elegida por una marca de cosméticos japonesa para protagonizar una campaña. La marca es SK-II una marca que está recibiendo muy buenas críticas en los últimos años y tiene como política de responsabilidad social apoyar a mujeres a alcanzar sus sueños cuando las circunstancias no les han sido favorables. Lin Ching Lan nació sorda y fue rechazada por muchas escuelas de baile, pero no dejó de luchar por su sueño de convertirse en bailarina.
Lin Ching Lan es de Taiwan y su historia de superación ha saltado con fuerza al mundo occidental gracias a una publicación en Mashable, uno de los blogs más importantes e influyentes del mundo. Mashable publicó que Lin Ching Lan había querido ser bailarina desde su infancia y ser rechazada le hizo cuestionarse su valía pero acabó aprendiendo a sentir la música, especialmente a través de suelos de madera.

Fujitsu presenta Ontenna, una hebilla que ayuda a personas con discapacidad auditiva

Ontenna es un wearable, adaptado a una hebilla, que tiene como objetivo ayudar en la calidad de vida de las personas con discapacidad auditiva, gracias a la retroalimentación háptica.

Tal como vemos en la imagen, la persona puede llevar el dispositivo como un accesorio, ya que se integra en una hebilla para el cabello. Así que su función, resulta desapercibida a simple vista para el resto de las personas.


Este dispositivo tiene un micrófono integrado que capta los sonidos que se generan en el entorno del usuario.
Luego se hace la conversión de la presión sonora, que se transmiten mediante los niveles de vibración y la intensidad de la luz. A partir de estos patrones de sonido, los usuarios pueden percibir lo que sucede a su alrededor.
Un detalle a tener en cuenta, es que no busca reemplazar a los audífonos, ya que su dinámica no ayuda a que las personas escuchen, sino más bien, brindar “sensaciones” del mundo que los rodea.
El micrófono incorporado detecta el sonido de los alrededores
La presión de sonido detectado se convierte en 256 niveles de vibraciones y luz
Los ritmos y patrones de sonido se pueden experimentar sensaciones como a través de su cabello
Es una nueva propuesta interesante, que irá evolucionando con el tiempo cubriendo más funciones, de acuerdo a los planes de sus creadores.
En la página de Ontenna se dan más detalles de esta iniciativa y sus planes para el futuro.
Fuente: UJJINA

Argentino con poliomilitis en el Himalaya



Juan Ignacio Maggi es un cordobés nacido en 1964, que a una edad muy temprana contrajo poliomielitis, lo que lo dejó con secuelas importantes.

Quizá porque su estado lo llevó muchas veces a momentos negros, sobre todo durante la adolescencia, en la que se preguntaba por qué le sucedía eso a él, comenzó a buscar respuestas en el deporte, al extremo de que fuera representante de la Argentina en esquí en unos Juegos Paralímpicos y que también practicara esquí acuático, maratón y paracaidismo.
También alrededor de los 37 años dice haber hecho todo lo posible para que el infarto de miocardio que sufriera mientras residía y trabajaba en New York se produjera: largas horas de sedentarismo detrás de un escritorio y consumo de comida chatarra. Después de ello comenzó su dedicación al deporte.
Buscando establecer un récord, se dirigió hacia la cadena montañosa más alta del mundo, el Himalaya, donde buscó el logro de conducir en el camino más elevado con su bicicleta de mano.
Jornadas de 11 horas andando por la frontera entre la India y China, comenzó a preguntarse “¿Qué hago acá?” y ya el récord no fue lo más importante, dado que halló lo que en verdad estaba buscando: la paz y la aceptación de sí mismo a partir del reconocimiento de las personas que se cruzaban con él en su recorrido.
“Me ha permitido aceptarme plenamente, que creo que es la clave. Todos en algún punto tenemos que aceptarnos y esto del Himalaya creo que me puso en el lugar donde yo quería, sin buscarlo, porque la verdad es que yo fui a buscar un logro deportivo”, explicó.

Un joven con Síndrome de Down representará a la Argentina en los juegos Latam 2017




Se trata de Sebastián Seta, quien asiste al Centro Recreativo Deportivo Especial (CREDE) de Mar del Plata. El evento se realizará en Panamá desde el 21 al 28 de abril y contará con la participación de 800 atletas de Olimpiadas Especiales.

Le encantan los deportes, es un poco tímido y, si bien no habla mucho, gritó de alegría cuando lo consagraron campeón internacional de surf en Chile. Ahora, en solo nueve días, viajará a Panamá tras ser clasificado para los III Juegos Latinoamericanos de Olimpiadas Especiales. Un detalle: tiene Síndrome de Down.
Sebastián Seta asiste diariamente al Centro Reacreativo Deportivo Especial (CREDE) de Mar del Plata. Allí es donde la entrenadora de pádel y tenis, Evangelina Pereyra, con paciencia y perseverancia, le enseñó todo lo que llevó a su clasificación para los Latam 2017.
“¿Si me ha costado enseñarte? Sí. Repetimos y repetimos y repetimos tantas veces golpes, técnicas, reglas, étc. ¿Si creo que tenés límites? ¡Claro que no! Los cromosomas nunca fueron determinantes en tu alma de deportista y campeón. Gracias por errar, gracias por tu dificultad para comprender algunas consignas, gracias por hacerme reventar la cabeza pensando e inventando ejercicios para vos. Lo lograste Sebi, lo logramos”, escribió Pereyra en su muro de Facebook al enterarse de la feliz noticia.
En nueve días ambos, junto a la coordinadora de CREDE, Beatriz Domínguez, partirán a territorio panameño a competir en la disciplina de tenis desde el 21 al 28 de abril.
El evento contará con la participación de 800 atletas de Olimpiadas Especiales que viajarán desde Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador y Guatemala. El país invitado en esta edición será Jamaica, que presentará a su delegación de 15 personas y participará en la disciplina de Voleibol Unificado.
CREDE funciona en Chubut 1731, barrio Constitución, desde 1998. Tiene como objetivo favorecer y estimular las capacidades de cada concurrente y suplir las limitaciones brindando un ámbito necesario para su desempeño dentro de la sociedad. Su misión es contribuir a la integración de personas con discapacidad así como lograr su independencia personal mediante la realización de actividades deportivas y artístico-culturales orientadas a mejorar su calidad de vida, su autoestima y alcanzar su autovalimiento.
Algunos de los deportes que los jóvenes practican son: tenis, pádel, hockey, natación, surf, fútbol y básquet. Y una multiplicidad de actividades artísticas.